"Yo se que está vivo mi Redentor, y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán".
"Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitaré en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo.
Escúchame, Señor, que te llamo, ten piedad.
–Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
–Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor".
Del libro de sabiduría:
"Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser".
Carta de San Pablo a los Romanos:
"Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo.
Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor.
Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos".
Papa Francisco en el Angelus del día de difuntos:
¡Es bello pensar que será Jesús mismo a despertarnos! Jesús mismo ha revelado que la muerte del cuerpo es como un sueño del cual Él nos despierta.